Origen e historia

Es difícil concluir desde que año se lleva celebrando el Carnaval de Santoña, ya que sus orígenes como fiesta popular en la villa son muy antiguos.

Las primeras referencias escritas las encontramos en las actas del Casino Liceo, en 1864, donde se establecen bailes de carnaval y de piñata, haciendo mención a que estos ya eran costumbre y se habían celebrado en años anteriores. El carnaval también aparece en ordenanzas municipales de 1883, en las que se establecen normas de decoro que regulan el uso de las máscaras, vestidos y disfraces, a fin de evitar ofensas contra las costumbres y moral de la época.

En 1892 la prensa local se hizo eco de las costumbres carnavalescas de Santoña, concretamente, fue en el periódico “Eco de Santoña” quien primero hizo mención a estas fiestas mediante una divertida coplilla, firmada por “Antifaz”, en la que se hacía una crónica de los principales bailes de máscaras que en esos días tenían lugar en el Casino Liceo o en la Sociedad Juventud Santoñesa. Y es que estos carnavales no tenían el mismo ambiente festivo y multitudinario en las calles que tienen ahora, si no que se celebraban en los diferentes salones y sociedades de la villa hasta altas horas de la madrugada, consistiendo en bailes de máscaras al ritmo de vals y polcas, interpretados por pequeñas orquestas, al estilo del resto de ciudades europeas de la época. Algunos de los lugares donde se celebraban estos eventos, además de los anteriormente mencionados, fueron el Café Español, José Bonet y la Sociedad la Peña.

Tal era la popularidad de estas fiestas entre los vecinos, que, en 1909 los jóvenes de la villa llegaron a adelantar todo un mes el inicio del carnaval, a la vez que comenzaba a surgir todo un comercio especializado en la confección de disfraces y otros artículos característicos de esas fechas. También comenzó a volverse habitual que la banda del Regimiento, la “Popular”, y el tamboril municipal amenizasen las tardes en la plaza de y la alameda con su música.

Aquí quedó patente la diversificación de la fiesta, con una vertiente para las clases adineradas y pudientes, que tenía lugar en los salones y sociedades, más refinado y lujoso, y otra corriente más callejera y popular, en la que participaba la mayoría de vecinos y que es la que ha perdurado hasta nuestros días.

Ya en 1919, la Juventud Santoñesa ofreció por primera vez lujosos premios para las máscaras mejor presentadas, con el fin de animar la participación en los actos carnavalescos y siendo el predecesor del actual concurso de disfraces, que se sigue realizando cada año y que ha perdurado hasta nuestros días.

El carnaval dejaría de celebrarse abruptamente en 1934 y no sería hasta el año 1981, en plena transición democrática, cuando, gracias al esfuerzo de las peñas de la villa por recuperar esta tradicional fiesta, que el Carnaval de Santoña renaciese de nuevo, trasladándose ahora con más fuerza que nunca a las calles.

En aquel año y pese al esfuerzo de los santoñeses, no pudo celebrarse la fiesta de forma oficial. Sin embargo, la mayoría de vecinos se disfrazaron y acudieron a los locales de las peñas para celebrar sus pequeños carnavales particulares. Pocos sabían que esa noche iba a pasar a la historia de la villa como el gran resurgimiento de una de sus fiestas más queridas.

Y es que, tal fue la afluencia de gente que acudió a estas peñas, que los locales se vieron rápidamente saturados, con vecinos agolpándose en las puertas de estos y comenzando a sacar las celebraciones a la calle. Con el paso de las horas, este ambiente festivo acabó por trasladarse completamente al exterior, desembocando en una gran fiesta en la plaza de San Antonio. De esta forma inesperada, la plaza de la villa se convirtió en el centro de este improvisado carnaval, donde los vecinos, ataviados con sus disfraces, disfrutaron de una gran fiesta amenizada por los cánticos de los propios participantes.

Al año siguiente, el carnaval se celebró ya de forma oficial en la villa, organizado en los tres segmentos que conocemos hoy en día: el desfile de disfraces, las murgas y el Juicio en el Fondo del Mar, a las que se les uniría, poco después, otros elementos como el pregón, las Jornadas Culturales, la elección de la Reina de Carnaval y la Noche Mora.

Es aquí, en plenos años 80, donde resurge la afición por las murgas, al recordar muchos santoñeses esta tradición de la que les hablaban sus mayores, que quisieron recuperar y que lograron popularizar de nuevo hasta nuestro días, gracias, sobre todo, a como este legado logró pasarse de padres a hijos y de los más veteranos a las nuevas generaciones.

Con el paso de los años y hasta llegar a nuestros días, esta fiesta ha seguido creciendo y ganando adeptos dentro y fuera de Santoña, logrando obtener varios reconocimientos, como el de Fiesta de Interés Turístico Nacional o establecer lazos con otros carnavales de gran relevancia como el de Cádiz, donde murguistas santoñeses han llegado a participar en su conocido concurso de chirigotas.

Día del Aldeano/Trasmerano

Aunque se considera El Juicio en el Fonde del Mar como el epílogo oficial de los carnavales de Santoña, lo cierto es que estas fiestas concluyen con el Día del Trasmerano (o Aldeano).

Esta fiesta surgió de forma espontánea, generalmente entre los jóvenes de la villa, quienes ese día abarrotan las calles de Santoña ataviados con la ropa de sus mayores.

Este día los jóvenes y no tan jóvenes lucen sus boinas y pañuelos sobre la cabeza, así como sus entrecejos pintados. Como complemento estrella de este pintoresco atuendo, nunca puede faltar la bota de vino y los carros, el elemento más característico de esta fiesta, confeccionados por los diferentes grupos, que sirven de bares ambulantes y con los que recorren durante la jornada las calles de la villa.

Estos carros, cada año más elaborados y personalizados, contando ya con música, nevera e incluso cocinas para poder abastecer a los miembros de la cuadrilla con chorizos, morcillas y panceta a la plancha durante todo el día que dura la celebración, la cual suele alargarse hasta altas horas de la noche.

Desde Vivir en Cantabria Oriental, queremos agradecer a Carnaval del Norte, Turismo de Santoña y Ayuntamiento de Santoña su aportación con las imágenes e información para elaborar este reportaje. ¡VIVA EL CARNAVAL DEL NORTE!