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febrero 26, 2024

En la zona oriental de Cantabria todo el mes de febrero es sinónimo de Carnaval, concretamente, el que se lleva a cabo en el municipio de Santoña, el Carnaval del Norte, uno de los más importantes de toda España y que cuenta con una larga historia
y tradición que hoy podremos conocer a fondo.

Fotos: Oficina de Turismo de Santoña

Origen e historia

Es difícil concluir desde que año se lleva celebrando el Carnaval de Santoña, ya que sus orígenes como fiesta popular en la villa son antiguos y no fue hasta que la prensa se hizo eco, en el año 1.892, que tenemos constancia escrita de esta festividad hoy en día tan conocida. Concretamente, fue en el periódico local «Eco de Santoña» quien primero hizo mención a estas fiestas mediante una divertida coplilla, firmada por “Antifaz”, en la que se hace mención a los bailes de máscaras en el Casino Liceo y en la sociedad Juventud Santoñesa.

 Y es que estos carnavales no tenían el mismo ambiente festivo y multitudinario en las calles que tienen ahora, si no que se celebraban en los diferentes salones de la villa hasta altas horas de la madrugada, consistiendo en bailes de máscaras al ritmo de vals y polcas interpretadas por pequeñas orquestas.

Tal era la popularidad de estas fiestas entre los vecinos, que, en 1909 los jóvenes de la villa llegaron a adelantar todo un mes el inicio del carnaval, a la vez que comenzaba a surgir todo un comercio especializado en la confección de disfraces y otros artículos característicos de esas fechas. También comenzó a volverse habitual que la banda del Regimiento, la “Popular”, y el tamboril municipal amenizasen las tardes en la plaza de la villa y la alameda con su música.

 En 1919, la Juventud Santoñesa ofreció por primera vez lujosos premios para las máscaras mejor presentadas, con el fin de animar la participación en los actos carnavalescos y siendo el predecesor del actual concurso de disfraces, que se sigue realizando cada año y que ha perdurado hasta nuestros días.

 El carnaval dejaría de celebrarse en 1934 y no sería hasta el año 1981 cuando, gracias al esfuerzo de las peñas de la villa por recuperar esta tradicional fiesta, que el Carnaval de Santoña renaciese de nuevo, trasladándose ahora con más fuerza que nunca a las calles.

 Debido a que ese año aun no pudo celebrarse el carnaval de forma oficial, la mayoría de santoñeses se disfrazaron y acudieron a los locales de las peñas para celebrar estas fiestas. Sin embargo, fue tal la afluencia de gente que acudió, que los locales se vieron saturados, haciendo que el ambiente festivo se trasladase poco a poco al exterior, lo que desembocó en una gran fiesta en la plaza de San Antonio.

De esta forma improvisada e inesperada, la plaza de la villa se convirtió en el centro del carnaval, donde los vecinos, ataviados con sus disfraces, disfrutaron de una gran fiesta amenizada por los cánticos de los propios participantes.

 Al año siguiente, el carnaval se celebró ya de forma oficial en Santoña, organizado en los tres segmentos que conocemos hoy en día: el desfile de disfraces, las murgas y el Juicio en el Fondo del Mar, a las que se les uniría poco después el pregón, las Jornadas Culturales, la elección de Reina de Carnaval y la Noche Mora.

 Es aquí, en plenos años 80, donde resurge la afición por las murgas, al recordar muchos santoñeses esta tradición de la que les hablaban sus mayores, que quisieron recuperar y que lograron popularizar de nuevo hasta nuestro días, gracias, sobre todo, a como han logrado pasar este legado de padres a hijos y de los más veteranos a las nuevas generaciones.

 

Las Murgas

Sin duda alguna, el símbolo más representativo del carnaval de Santoña, además de su espíritu marinero, son sus murgas, que cada año compiten en un apasionante certamen que atrae a la villa a cientos de personas para disfrutar de este espectáculo.

 Según apuntan desde el Ayuntamiento de Santoña, tal es la popularidad del concurso de murgas en el municipio que logra involucrar a cerca de 800 familias, es decir, casi el 20% de la población.

Y es que, pese a que el concurso de murgas se escenifica en unos pocos días, estas comienzas a prepararse y ensayarse con meses de antelación, aproximadamente en octubre, despertando desde el comienzo de estos ensayos gran expectación en la villa sobre el contenido de las letras de ese año y comenzando aquí las cábalas sobre que agrupación logrará hacerse con el triunfo de la próxima edición.

Las murgas se caracterizan no sólo por la música, si no por el genio, la chispa y la teatral puesta en escena. La crítica social, desde la que atañe a la villa o a todo el país, entra aquí en juego, con sátiras mordaces y divertidas que hacen reír al público a carcajadas al ritmo de la música. Y es que en Santoña los carnavales son sagrados y estos días todo es diversión y no hay tema, por polémico que sea, con el que estos artistas no logren sacar una risa al público.

Algunas de las murgas más icónicas y populares del carnaval son Las Santas, Los Galipoteros, Las Marchosas, Los Maky’s, Los Amigos de Chechu, Las Niñas, Los Frágile, Las Soberanas, Canallas o Los Artistas.

Juicio en el Fondo del Mar

Quizás el elemento más característico de este carnaval es el Juicio en el Fondo del Mar, que sirve como epílogo de estas fiestas y lo convierte en un “carnaval marinero” debido a su temática y ambientación.

Su origen se encuentra en la última murga que se celebró en Santoña en 1.934, a cargo de un grupo de marineros llamados «Los Parrandistas”, con Domingo Larrañaga, alias el “Ñe”, a la cabeza, los cuales iban disfrazado con pieles de palometa sin curtir y la cara pintada de negro para ocultar la identidad.

La murga cuenta la historia de un besugo enamorado de una sirena, a la cual secuestra y por ello es juzgado con severidad en el fondo del mar junto a la bahía.

“A declarar ante Neptuno, pasan desde el pez más diminuto, hasta el muergo más astuto. Las sirenas forman el tribunal, el salvareo es el espinoso letrado encargado de la defensa, el verdel ejerce la acusación, y para que no falte nada en las diligencias como procurador aparece el pez volador. Del orden de la sala se encarga un enorme pez espada”.

El espectáculo se compone de tres partes: El Paseo del Reo, en el que el besugo es conducido por las calles hasta llegar a la plaza; la representación del «Juicio en el fondo del mar», que concluye con la absolución del besugo, el cual acaba muriendo por amor al verse despreciado por la sirena; y el Entierro del Besugo, en el que tras el velatorio se organiza un desfile formado por una lóbrega comitiva fúnebre compuesta de numerosos peces, cientos de enlutados y plañideras.

Las marchas fúnebres de las charangas no cesan hasta llegar al Pasaje, donde se detiene el cortejo para colocar al besugo en una pequeña balsa a la que se prende fuego, haciendo que del interior del pez comiencen a dispararse fuegos artificiales. Las aguas de la bahía acogen las cenizas del gigantesco besugo que personifica el Carnaval de Santoña.

Fiesta de Interés Turístico Nacional

En 1985 los carnavales de Santoña lograron uno de sus mayores éxitos, ya que fueron distinguidos con la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional, reconociéndose así su gran importancia no solo en la propia villa, si no en toda España.

Desde entonces, este carnaval ha ido creciendo año a año, llegando a ser considerado como uno de los más representativos del norte de España y logrando atraer cada año al municipio a miles de personas procedentes de todo el país.

Día del Aldeano/Trasmerano

Aunque se considera El Juicio en el Fonde del Mar como el epílogo de los carnavales de Santoña, lo cierto es que estas fiestas concluyen con el Día del Aldeano (o Trasmerano).

Esta fiesta surgió de forma espontánea, generalmente entre los jóvenes de la villa, quienes ese día abarrotan las calles de Santoña ataviados con la “ropa de sus abuelos”, luciendo sobre la cabeza boinas los chicos y pañuelo las chicas, así como entrecejos pintados. Como complemento estrella de este pintoresco atuendo, nunca puede faltar la bota de vino.

Pero sin duda, el elemento más característico de esta fiesta son los carros, confeccionados por los diferentes grupos de jóvenes, que sirven de bares ambulantes y con los que recorren durante la jornada las calles de la villa.

Estos carros, cada año más elaborados y personalizados, suelen contar con música, nevera e incluso cocinas, para poder abastecer a los miembros del grupo de chorizos, morcillas y panceta a la plancha durante todo el día que dura la celebración, la cual suele alargarse hasta altas horas de la noche.

Desde Vivir en Cantabria Oriental, queremos agradecer a Carnaval del Norte, Turismo de Santoña y Ayuntamiento de Santoña su aportación con las imágenes para elaborar este reportaje. ¡VIVA EL CARNAVAL!

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