Nuestras propuestas para disfrutar de este fin de semana en Cantabria oriental

Nuestras propuestas para disfrutar de este fin de semana en Cantabria oriental

marzo 15, 2024

El fin de semana ya está aquí y os traemos los mejores planes para disfrutar de los municipios orientales de Cantabria.

Bárcena de Cicero

La localidad de Gama celebrará este sábado 16 un concierto solidario a favor de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Cantabria, organizado por Las Chicas del Coro de Bárcena de Cicero. El concierto, con entrada/donativo de 2€, se celebrará a las 19:30 h en la Iglesia de Gama.

 

Laredo

Este sábado 16 el municipio pejino acogerá la XXI edición de los ‘10 Km Villa de Laredo’, una prueba deportiva donde más de 3.000 atletas procedentes de diferentes comunidades autónomas y países de todo el mundo se darán cita a las 16:15 h y las 18:00 h para participar en esta famosa carrera.

Además, los amantes del cine también podrán disfrutar en Laredo del estreno de la película española “Tratamos demasiado bien a las mujeres”, la última película de Clara Bilbao y con un elenco coral que incluye, entre otros, a Carmen Machi o Antonio de la Torre.

Horarios: Viernes y sábado: 18:00 h y 20:30 h. Domingo: 17:30 y 20:00 h. Lunes: 18:00 h y 20:30 h.

 

Castro Urdiales

Los amantes del motor tienen una ineludible cita este fin de semana en el municipio castreño, donde tendrá lugar El VII Rallye Ciudad de Castro-Urdiales, que dará comienzo a las 17:00 h del viernes en el Parque Amestoy con la concentración de participantes y la ceremonia de salida en el puerto, a las 20:30 h. El rally se disputará el sábado desde las 7:00 h.

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Noja

La villa de Noja conmemorará desde esta tarde su fiesta del Privilegio de Vara, que contará con una gran programación cultural para todos los públicos y que incluirá, entre otras actividades, la representación teatralizada de esta efeméride y una justa entre caballeros.

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Arnuero

Por su parte, en Arnuero ya se calzan las zapatillas deportivas para dar comienzo a la XI edición del Ecoparque Trail GP Isla, que reunirá en esta localidad a numerosos participantes procedentes de dentro y fuera de España para disputar este evento deportivo en el que se recorrerán un total de 27 Km por diversos espacios naturales del municipio.

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Santoña

Quienes se perdieron este último Carnaval o quieren volver a disfrutar con las murgas santoñesas, este sábado 16 el pub El Refugio acogerá una exhibición de murgas.
A las 20:15 h abrirán la sesión las infantiles, con la actuación de Los Galis, mientras que a las 22:30 será el turno de las murgas de adultos, en las que participarán Las Niñas, Las Marchosas, Los Galipoteros y Los Canallas.

También se celebrará un concurso con diferentes premios para el mejor pasodoble, el mejor cuplé y el mejor final. La entrada será libre hasta completar aforo.

Costa Oriental

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A cantar las marzas vienen los marceros, como las cantaban sus padres y abuelos

A cantar las marzas vienen los marceros, como las cantaban sus padres y abuelos

marzo 3, 2024
Con el final del invierno, los jóvenes cántabros recorrían las calles de los pueblos en cuadrillas cantando las marzas, una tradición casi perdida que hoy se está logrando recuperar y que aquí podremos conocer más a fondo.

Foto: Ayuntamiento de Soba

Con la llegada del mes de marzo y el advenimiento de la primavera, en Cantabria era tradición que las cuadrillas de mozos salieses a las calles de los pueblos a entonar canciones a una sola voz para celebrar el cambio de estación. Una tradición que, como muchas otras, durante algún tiempo parecía abocada a caer en desuso, pero que, en los últimos años, se ha visto nuevamente impulsada y parece resurgir, especialmente en el entorno rural, donde tiene su origen.

 

Origen

El origen de la tradición de cantar las marzas sigue siendo bastante incierto a día de hoy. Sabemos que la mayoría de los pueblos de la Península Ibérica de la antigüedad se regían por el calendario lunar, en el que el inicio del año daba comienzo en el primer plenilunio de marzo, día en el que se realizaba un ritual para celebrar el nacimiento de la vida, el inicio del año y la finalización del invierno, conocido como Noche de Marzas.

Tras la invasión romana, los antiguos cántabros permanecieron reacios a adoptar las costumbres de los conquistadores, entre ellas, el calendario juliano, establecido años atrás por Julio Cesar y que iniciaba el año el 1 de enero, conservando así su calendario lunar y sus ritos. Posteriormente, con la cristianización de los pueblos cántabros, las autoridades eclesiásticas trataron de asimilar el antiguo rito pagano, trasladándolo al día de Reyes. Es por ello que, a día de hoy, en algunos pueblos de Cantabria sigan conservando la tradición de las llamadas Marzas de Reyes.

Este origen de las marzas es en realidad bastante incierto, ya que se trata de una especulación basada en lo que conocemos de las antiguas costumbres de los pueblos prerromanos del norte de la península. No sería hasta 1847 cuando encontramos la primera referencia escrita de la palabra, la cual fue recogida por Pascual Madoz en su Diccionario geográfico estadístico histórico de España. En 1864 volvería a hacerse referencia a esta celebración, esta vez por José María Pereda en su obra Escenas Montañesas.

Las Panchoneras de Laredo cantando las marzas en 2013.

La tradición de las marzas

El canto de las marzas, tal y como hoy la conocemos, era una escena habitual en los pueblos cántabros cuando llegaba el mes de marzo.

Los encargados de cantarlas eran los grupos marceros (o marzantes), cuadrillas formadas por los jóvenes solteros del pueblo. Según la tradición, el derecho a salir a cantar las marzas era exclusivo de los mozos solteros, salvo que por alguna razón no pudiesen salir ese año, en cuyo caso, podían ser sustituidos por una cuadrilla de casados. Aquí cabe explicar que eran habituales las pugnas entre solteros y casados por el derecho a salir a las marzas y rondas, siendo los primeros los que tenían la preferencia, ya que estas celebraciones eran idóneas para “ligar”. Esto lo podemos apreciar en frases de algunas cantares de ronda tradicionales como “los que rondan son los mozos, los casados a la cama”.

Las cuadrillas de marceros estaban organizadas y jerarquizadas, siendo presididas por el soltero de más edad, conocido como mozo viejo, caporal o amo. Solía haber también un tesorero, encargado de guardar y repartir el dinero que se entregaba al grupo. El grueso de la cuadrilla lo componían los quintos del año, jóvenes de edades similares y los nuevos integrantes, que ese año marceaban por primera vez una vez cumplidos los quince años, momento en el cual pasaban a considerarse mozos. Estos nuevos mozos debían pagar su ingreso en el grupo, lo cual podía hacerse tanto en metálico como en jarras de vino.

Puede que desde nuestra perspectiva moderna nos cueste apreciar la importancia que esto suponía, pero, en las sociedades rurales de la época, esto era un acontecimiento de gran importancia para los jóvenes de los pueblos, pues era el momento en el que ya podían comenzar a buscar pareja y tanto las marzas como las rondas se usaban para el cortejo.

Una vez llegada la fecha, las cuadrillas recorrían todo el pueblo de casa en casa para entonar sus cánticos. Al llegar a una vivienda, habitualmente se comenzaba con un saludo a los vecinos en el que se decía “¿cantamos, rezamos o nos marchamos?”. Lo habitual era escoger el canto, en cuyo caso se procedía a entonar tres marzas, mientras que si escogía rezo (esto solía suceder cuando algún familiar estaba enfermo o la familia estaba guardando un luto), se llevaba a cabo una plegaria por los difuntos de dicho hogar.

Aunque los principales elementos y letras son bastaste uniformes, las marzas variaban dependiendo del pueblo, existiendo, además, varias canciones. Un elemento común en la letra de la mayoría de marzas estaba en su introducción, donde se pedía permiso a los vecinos para canta, usando siempre una fórmula similar: “de casa salimos, con mucha prudencia, a cantar las marzas si nos dan licencia”.

La principal y más conocida era “Marzo Florido”, la cual era una oda a la llegada de la primavera, pero había otras más satíricas y de crítica, las cuales solían cantarse a aquellos vecinos que, por fama de tacaños, los mozos consideraban que no les iban a dar una limosna apropiada.

Y es que, tras el canto de las marzas, los vecinos debían dar una limosna, también llamada dao o dádiva, a la cuadrilla, la cual podía ser en metálico o en alimentos. Los alimentos que solían entregarse podemos verlos recogidos en las letras de algunas marzas: “venimos donde ustedes, que nos saquen de este anhelo, que nos den unos chorizos y una docena de huevos, unas mantequillas frescas, también las recibiremos, un celemín de castañas, para irnos entreteniendo y si nos van a dar algo, dénnoslo cuanto primero, que tenemos mucha prisa, para recorrer el pueblo”.

Una vez finalizadas las marzas, los mozos se reunían en alguna casa o taberna y se rendían cuentas en público del dinero y alimentos recaudados, los cuales se usarían el siguiente domingo para celebrar una gran comida o cena, a la cual se invitaban a los niños del pueblo y a las mozas en cuyas casas se hubiese dado la dádiva a los marzantes. En algunos pueblos también acudían como invitados de honor el alcalde, el maestro, el cura y los mozos casado desde las últimas marzas.

 

En la actualidad

El s.XX trajo grandes cambios, especialmente desde su segunda mitad, haciendo que la sociedad rural y sus tradiciones fuesen quedándose en el olvido para dar paso a la vida moderna en un mundo más urbanita. Sin embargo, en las últimas décadas, tradiciones como las marzas han sido recuperadas en muchos municipios de Cantabria.

En el s.XXI, estas celebraciones han vuelto a recuperar su importancia en el calendario Cántabro, ahora sí, dando espacio también a la mujer, la cual tradicionalmente no formaba parte de este tipo de festejos.
Aquí han jugado un importante papel tanto las agrupaciones folklóricas como los centros educativos, llegándose a volver común que la mayoría de estos salgan en estas fechas con los más pequeños a cantar las marzas en sus respectivos municipios para inculcarles esta tradición y que no caiga en el olvido para las nuevas generaciones.
En la zona oriental, destacan agrupaciones como Las Panchoneras de Laredo o la Asociación Escuela de Liendo, quienes siguen saliendo cada año a cantar las marzas.

Marzas de la Asociación La Escuela de Liendo. 2024.

Marzas de las Panchoneras de Laredo. 2015.

Las marzas de Soba

En la zona oriental de Cantabria, las marzas más famosas son las de Soba, donde esta tradición siempre ha estado muy arraigada y ha logrado preservarse. Aquí, las marzas se entremezclan con las festividades carnavalescas, vistiendo las cuadrillas con estrafalarios atuendos, pieles de oveja y campanos atados a los cinturones, con los que avisaban a los vecinos de su inminente llegada.

En Soba los marceros son conocidos como Ramasqueros, debido al ramo adornado que lleva el Galán o Rabadán, personaje vestido de blanco encargado de realizar los bailes y que servía para colgar los alimentos recaudados. La ronda también contaba con otro personaje, el payaso, que se dedicaba a hacer gracietas y bufonadas ante las casas. Otro mozo, llamado Torreneru, era el encargado de cargar a sus espaldas con un cuevano, donde se llevaban las dádivas aportadas por los vecinos.

Marceros de Soba en Casatablas. 2024

Bien de Interés Cultural de Cantabria

Las marzas fueron declaradas Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial de Cantabria en 2015, siendo consideradas las más importantes las de los valles de Campoo, Soba y Ruesga o las celebradas ya fuera del entorno rural, como las de Reinosa y Torrelavega.

La presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, en la celebración de las marzas en el Parlamento de Cantabria. Foto: Miguel De la Parra

Por Adrián Rozas

Director de Vivir en Cantabria Oriental

Diseñador, fotógrafo y periodista.

Apasionado de Cantabria y su belleza.

Costa Oriental

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Asón-Agüera

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Liendo celebra su tradicional concurso de espigos

Liendo celebra su tradicional concurso de espigos

marzo 3, 2024

La lluviosa tarde de ayer no logró impedir que se celebrase el certamen culinario centrado en este popular producto de la gastronomía oriental de Cantabria.

Foto: Cristina Santiago

En la tarde de ayer, la sala polivalente de Liendo acogió el tradicional concurso de espigos que esta localidad celebra cada año, centrado en este singular producto de nuestra gastronomía.

Desde las 19:00 h, vecinos y visitantes llegaron a la localidad en medio de una lluviosa jornada para poder disfrutar degustando estos manjares, los cuales fueron preparados en dos categorías: tradicional y libre.

El concurso, organizado por la Asociación de Mujeres Rosveras, en colaboración con el Ayuntamiento de Liendo, contó, además, con la participación de Los Ventolines de Laredo, quienes se encargaron de amenizar el ambiente con su música. La fiesta concluyó con la entrega de premios y una degustación de pinchos de chorizo y panceta para los asistentes.

 

Los espigos

Los espigos, como se los conoce en Liendo, o respigos, nombre más popular en los municipios vecinos como Laredo, son los brotes tiernos del nabo, los cuales suelen consumirse tradicionalmente cocidos y acompañados con aceite de oliva virgen extra y ajitos fritos, aunque también se les suele acompañar de huevos fritos y chorizo o panceta de cerdo. Este plato tiene un sabor intenso y un gusto ligeramente amargo, pero es todo un manjar.

El secreto para su recolección es que los brotes sean muy tiernos y frescos, para que conserven su característica textura. Es por ello que su periodo de recolección se limita tan solo a los meses de febrero o marzo, justo antes de que broten las flores, pues entonces los tallos se endurecen y se vuelven prácticamente incomibles.

Este plato, considerado todo un manjar en la zona, es muy poco conocido más allá de Liendo, Laredo, Limpias o Colindres, siendo prácticamente un desconocido fuera de la comarca de Asón-Aguera y la Costa Oriental. La variante más conocida de este plato son los famosos grelos gallegos.

Foto: Cosas del Valle de Liendo

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Origen e historia del Carnaval del Norte

Origen e historia del Carnaval del Norte

febrero 26, 2024

En la zona oriental de Cantabria todo el mes de febrero es sinónimo de Carnaval, concretamente, el que se lleva a cabo en el municipio de Santoña, el Carnaval del Norte, uno de los más importantes de toda España y que cuenta con una larga historia
y tradición que hoy podremos conocer a fondo.

Fotos: Oficina de Turismo de Santoña

Origen e historia

Es difícil concluir desde que año se lleva celebrando el Carnaval de Santoña, ya que sus orígenes como fiesta popular en la villa son antiguos y no fue hasta que la prensa se hizo eco, en el año 1.892, que tenemos constancia escrita de esta festividad hoy en día tan conocida. Concretamente, fue en el periódico local «Eco de Santoña» quien primero hizo mención a estas fiestas mediante una divertida coplilla, firmada por “Antifaz”, en la que se hace mención a los bailes de máscaras en el Casino Liceo y en la sociedad Juventud Santoñesa.

 Y es que estos carnavales no tenían el mismo ambiente festivo y multitudinario en las calles que tienen ahora, si no que se celebraban en los diferentes salones de la villa hasta altas horas de la madrugada, consistiendo en bailes de máscaras al ritmo de vals y polcas interpretadas por pequeñas orquestas.

Tal era la popularidad de estas fiestas entre los vecinos, que, en 1909 los jóvenes de la villa llegaron a adelantar todo un mes el inicio del carnaval, a la vez que comenzaba a surgir todo un comercio especializado en la confección de disfraces y otros artículos característicos de esas fechas. También comenzó a volverse habitual que la banda del Regimiento, la “Popular”, y el tamboril municipal amenizasen las tardes en la plaza de la villa y la alameda con su música.

 En 1919, la Juventud Santoñesa ofreció por primera vez lujosos premios para las máscaras mejor presentadas, con el fin de animar la participación en los actos carnavalescos y siendo el predecesor del actual concurso de disfraces, que se sigue realizando cada año y que ha perdurado hasta nuestros días.

 El carnaval dejaría de celebrarse en 1934 y no sería hasta el año 1981 cuando, gracias al esfuerzo de las peñas de la villa por recuperar esta tradicional fiesta, que el Carnaval de Santoña renaciese de nuevo, trasladándose ahora con más fuerza que nunca a las calles.

 Debido a que ese año aun no pudo celebrarse el carnaval de forma oficial, la mayoría de santoñeses se disfrazaron y acudieron a los locales de las peñas para celebrar estas fiestas. Sin embargo, fue tal la afluencia de gente que acudió, que los locales se vieron saturados, haciendo que el ambiente festivo se trasladase poco a poco al exterior, lo que desembocó en una gran fiesta en la plaza de San Antonio.

De esta forma improvisada e inesperada, la plaza de la villa se convirtió en el centro del carnaval, donde los vecinos, ataviados con sus disfraces, disfrutaron de una gran fiesta amenizada por los cánticos de los propios participantes.

 Al año siguiente, el carnaval se celebró ya de forma oficial en Santoña, organizado en los tres segmentos que conocemos hoy en día: el desfile de disfraces, las murgas y el Juicio en el Fondo del Mar, a las que se les uniría poco después el pregón, las Jornadas Culturales, la elección de Reina de Carnaval y la Noche Mora.

 Es aquí, en plenos años 80, donde resurge la afición por las murgas, al recordar muchos santoñeses esta tradición de la que les hablaban sus mayores, que quisieron recuperar y que lograron popularizar de nuevo hasta nuestro días, gracias, sobre todo, a como han logrado pasar este legado de padres a hijos y de los más veteranos a las nuevas generaciones.

 

Las Murgas

Sin duda alguna, el símbolo más representativo del carnaval de Santoña, además de su espíritu marinero, son sus murgas, que cada año compiten en un apasionante certamen que atrae a la villa a cientos de personas para disfrutar de este espectáculo.

 Según apuntan desde el Ayuntamiento de Santoña, tal es la popularidad del concurso de murgas en el municipio que logra involucrar a cerca de 800 familias, es decir, casi el 20% de la población.

Y es que, pese a que el concurso de murgas se escenifica en unos pocos días, estas comienzas a prepararse y ensayarse con meses de antelación, aproximadamente en octubre, despertando desde el comienzo de estos ensayos gran expectación en la villa sobre el contenido de las letras de ese año y comenzando aquí las cábalas sobre que agrupación logrará hacerse con el triunfo de la próxima edición.

Las murgas se caracterizan no sólo por la música, si no por el genio, la chispa y la teatral puesta en escena. La crítica social, desde la que atañe a la villa o a todo el país, entra aquí en juego, con sátiras mordaces y divertidas que hacen reír al público a carcajadas al ritmo de la música. Y es que en Santoña los carnavales son sagrados y estos días todo es diversión y no hay tema, por polémico que sea, con el que estos artistas no logren sacar una risa al público.

Algunas de las murgas más icónicas y populares del carnaval son Las Santas, Los Galipoteros, Las Marchosas, Los Maky’s, Los Amigos de Chechu, Las Niñas, Los Frágile, Las Soberanas, Canallas o Los Artistas.

Juicio en el Fondo del Mar

Quizás el elemento más característico de este carnaval es el Juicio en el Fondo del Mar, que sirve como epílogo de estas fiestas y lo convierte en un “carnaval marinero” debido a su temática y ambientación.

Su origen se encuentra en la última murga que se celebró en Santoña en 1.934, a cargo de un grupo de marineros llamados «Los Parrandistas”, con Domingo Larrañaga, alias el “Ñe”, a la cabeza, los cuales iban disfrazado con pieles de palometa sin curtir y la cara pintada de negro para ocultar la identidad.

La murga cuenta la historia de un besugo enamorado de una sirena, a la cual secuestra y por ello es juzgado con severidad en el fondo del mar junto a la bahía.

“A declarar ante Neptuno, pasan desde el pez más diminuto, hasta el muergo más astuto. Las sirenas forman el tribunal, el salvareo es el espinoso letrado encargado de la defensa, el verdel ejerce la acusación, y para que no falte nada en las diligencias como procurador aparece el pez volador. Del orden de la sala se encarga un enorme pez espada”.

El espectáculo se compone de tres partes: El Paseo del Reo, en el que el besugo es conducido por las calles hasta llegar a la plaza; la representación del «Juicio en el fondo del mar», que concluye con la absolución del besugo, el cual acaba muriendo por amor al verse despreciado por la sirena; y el Entierro del Besugo, en el que tras el velatorio se organiza un desfile formado por una lóbrega comitiva fúnebre compuesta de numerosos peces, cientos de enlutados y plañideras.

Las marchas fúnebres de las charangas no cesan hasta llegar al Pasaje, donde se detiene el cortejo para colocar al besugo en una pequeña balsa a la que se prende fuego, haciendo que del interior del pez comiencen a dispararse fuegos artificiales. Las aguas de la bahía acogen las cenizas del gigantesco besugo que personifica el Carnaval de Santoña.

Fiesta de Interés Turístico Nacional

En 1985 los carnavales de Santoña lograron uno de sus mayores éxitos, ya que fueron distinguidos con la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional, reconociéndose así su gran importancia no solo en la propia villa, si no en toda España.

Desde entonces, este carnaval ha ido creciendo año a año, llegando a ser considerado como uno de los más representativos del norte de España y logrando atraer cada año al municipio a miles de personas procedentes de todo el país.

Día del Aldeano/Trasmerano

Aunque se considera El Juicio en el Fonde del Mar como el epílogo de los carnavales de Santoña, lo cierto es que estas fiestas concluyen con el Día del Aldeano (o Trasmerano).

Esta fiesta surgió de forma espontánea, generalmente entre los jóvenes de la villa, quienes ese día abarrotan las calles de Santoña ataviados con la “ropa de sus abuelos”, luciendo sobre la cabeza boinas los chicos y pañuelo las chicas, así como entrecejos pintados. Como complemento estrella de este pintoresco atuendo, nunca puede faltar la bota de vino.

Pero sin duda, el elemento más característico de esta fiesta son los carros, confeccionados por los diferentes grupos de jóvenes, que sirven de bares ambulantes y con los que recorren durante la jornada las calles de la villa.

Estos carros, cada año más elaborados y personalizados, suelen contar con música, nevera e incluso cocinas, para poder abastecer a los miembros del grupo de chorizos, morcillas y panceta a la plancha durante todo el día que dura la celebración, la cual suele alargarse hasta altas horas de la noche.

Desde Vivir en Cantabria Oriental, queremos agradecer a Carnaval del Norte, Turismo de Santoña y Ayuntamiento de Santoña su aportación con las imágenes para elaborar este reportaje. ¡VIVA EL CARNAVAL!

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