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noviembre 24, 2024

En esta nueva edición de Descubriendo Cantabria nos adentramos en el valle de Cabuérniga para conocer Ruente, su famosa Fuentona y la leyenda de la Anjana que la habita.

Fotos: Vivir en Cantabria Oriental

Retomamos un mes más nuestro periplo por Cantabria para descubrir a nuestros lectores de las comarcar orientales algunos de los municipios más bonitos de nuestra tierruca. En esta ocasión, nuestros pasos nos llevan hasta el valle de Cabuérniga, concretamente a Ruente, un precioso municipio rodeado de naturaleza y salpicado por antiguas casonas de piedra que nos transportan a la maravillosa esencia rural de Cantabria.

Este municipio se encuentra en plena comarca de Saja-Nansa, siendo compuesto por la localidades de Ucieda, Ruente, Barcenillas y Lamiña y formando parte del parque natural de Saja-Besaya.

Nada más entrar en el término municipal, nuestra vista se va a los bordes de la carretera, donde encontramos un gran paisaje dominado por montes, bosques y las brañas donde el ganado pasta. Este entorno natural pasa brevemente a un segundo plano con la aparición del gran patrimonio arquitectónico de Ruente, compuesto por construcciones y casas de estilo renacentista, gótico y neoclásico, así como las típicas casonas montañesas, predominantes en el lugar.

Llegamos entonces a la localidad homónima y capital del municipio, para dirigirnos al que seguramente es su punto de mayor interés, la Fuentona de Ruente.

 

La Fuentona

Nada más aparcar, nos encontramos con el famoso  puente medieval de nueve arcos que preside el entorno y del que se dice, formaba parte del camino que atravesaba el valle en dirección a Reinosa, por el que los colonos cántabros pasaban a Castilla durante la Reconquista.

Cruzando el puente, tras detenernos en el Humilladero, seguimos el cauce del arroyo, en un paseo que es una auténtica maravilla, rodeados de árboles y donde impera el silencio y la tranquilidad, que sólo se ven rotos por el murmullo del agua y de algún ave silvestre, llegamos hasta su nacimiento, la Fuentona.

La Fuentona es el nacimiento del río que lleva su nombre y va a desembocar al Saja, una surgencia natural de origen cárstico, catalogada como punto de interés geológico.

Su peculiaridad reside en que, pese a su gran caudal, muy de vez en cuando, el agua deja de manar durante un par de horas, tras lo cual, vuelve a reaparecer con la misma fuerza. Este fenómeno, que ha dado origen a leyendas, no tiene aún una explicación, aunque la hipótesis más extendida sugiere que podría deberse a la existencia de un sistema de vasos comunicantes que darían lugar a las variaciones repentinas de caudal.

La Anjana de la Fuentona de Ruente

 Cuentan las leyendas que en el interior de la gruta de la Fuentona de Ruente habita una Anjana, un ser feérico de la mitología cántabra, la cual es responsable de las misteriosas desapariciones del agua.

 Estos seres mitológicos se representan en la tradición y folklore de Cantabria como una mujeres de pálida piel y larga melena, cuyos cabellos suelen  recoger en trenzas adornadas con lazos y cintas de seda y luciendo coronas de flores silvestres. Visten capas azules sobre túnicas blancas, soliendo portar varas de fresno o espino.

 Las anjanas son seres bondadosos, que se presentan para ayudar a los necesitados y a los caminantes perdidos, siendo las enemigas naturales de las criaturas malvadas como el ojáncano y la ojáncana. A veces se acercan a los pueblos, donde dejan regalos en las puertas de los que han hecho el bien, además de acudir en socorro de estos cuando se les pide ayuda.

 Habitan las fuentes y los ríos, como la de Ruente, pues entre sus cuevas y torcas ocultan enormes palacios subterráneos, en los cuales se dice que ocultan grandes tesoros y gustan de pasear por las sendas de los bosques cercanos a estas. En el caso de la Fuentona de Ruente, se dice que la Anjana que habita en la gruta es guardiana de un antiguo tesoro, el cual fue en su día propiedad de los Caballeros Templarios.

 Estos personajes de la mitología cántabra, así como la leyenda de la Anjana de Ruente, ganaron gran popularidad a principios del s.XX gracias a escritores y divulgadores de la mitología de Cantabria como Manuel Llano y Juan Sierra Pando, cuyo relato “La Anjana y el Sevillano” es una de la historias más importantes en torno a este mito.

Barrios y Monte Aá

Tras una agradable paseo en el entorno de la Fuentona, damos marcha atrás para proseguir visitando los barrios de Monasterio y Gismana, en el acceso a Ucieda, y donde nos encontramos con las típicas casas llanas renacentistas y finalizamos la mañana en el restaurante La Nogalea, donde recuperamos fuerzas degustando un buen cocido montañés.

Y es que el municipio ha hecho de este plato tan típico de Cantabria el buque insignia de su gastronomía, celebrando cada primer domingo de septiembre la fiesta del Cocido Montañés, declarada de Interés Turístico Regional.

Ya por la tarde y con el estomago lleno, proseguimos la ruta para visitar algunos de los edificios más emblemáticos del municipio, como la Iglesia de la Magdalena, con su espadaña a la que se accede por una escalera; el Palacio de Mier, declarado Bien de Interés Cultura; y el robledal de Monte Aá, donde se encuentran los robles más antiguos de España.

Historia

 Lo que sabemos de Ruente antes de su constitución oficial como municipio, en la primera mitad del s.XIX, es que se trataba de una zona poco influenciada por romanos y visigodos, ya que su relieve lo convertía en una zona de escaso interés para estos pueblos. Esto se tradujo en que hasta la Alta Edad Media los habitantes de la zona, dedicados principalmente a la caza, la agricultura y el pastoreo, siguiesen usando los antiguos sistemas de tribus y clanes.

 En el año 1085 aparece la primera mención al monasterio de Santa María de Ucieda, actual Santa María de Ruente y, ya con el feudalismo, los habitantes de toda la zona de Cabuérniga rendirían vasallaje a la casa de la Vega, que llevaría a los vecinos de Ucieda a sumarse a un pleito junto con otros pueblos vecinos en contra estos señores en 1440, que perderían y por el que habrían de soportar grandes cargas fiscales de los Marqueses de Santillana.

 Esto desembocaría en el conocido como Pleito de los Nueve Valles, en la que lograron alcanzar la condición de realengo y formando entonces la Provincia de los Nueve Valles. Desde 1630, por concesión de Felipe IV, estos pudieron nombrar sus propios alcaldes.

 Ya en 1743, Ruente forma, junto a los otros concejos de Cabuérniga, Los Tojos y varios pueblos del marquesado de Campoo de Suso, una mancomunidad para uso y aprovechamiento de los montes públicos y terreno deslindado y, en septiembre de 1819, se celebra la primeria feria de ganado anual en Ruente.

 Entre 1821 y 1842 los concejos de Ruente, Ucieda y Barcenillas forman el Ayuntamiento de Ruente, estableciéndose la base para el actual municipio.

 

Tras un gran día visitando uno de los municipios más bonitos de Cantabria, ponemos rumbo a casa, despidiéndonos hasta nuestro próximo viaje para seguir descubriendo Cantabria.

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