Pocos conocen hoy en día que esta popular fiesta tiene su origen entre los antiguos pueblos celtas que habitaban nuestra región.
Un año más, los pueblos de Cantabria se llenan de calabazas y disfraces terroríficos para celebrar Halloween, mientras que como es habitual, surgen muchas voces protestando por la celebración de esta fiesta importada sobre todo de Estados Unidos y nada tradicional en nuestra tierra. Sin embargo, pocos saben que los orígenes ancestrales de esta festividad son más cántabros que americanos.
El origen celta
Y es que Halloween, cuyo nombre es la contracción del inglés “All Hallows’ evening”, es decir, víspera de Todos los Santos, tiene sus orígenes en la cultura celta. Si, esa misma cultura que habitó durante siglos nuestra tierruca y que tanto influenció a los cántabros, de los que los historiadores no logran ponerse de acuerdo a día de hoy si eran celtas o no.
Los celtas eran un pueblo de costumbres y tradiciones, muchas de las cuales eran comunes ya fuesen celtas de la península ibérica o de las islas británicas. Una de estas costumbres era la de celebrar la Fiesta de la Cosecha, en la que daban gracias a sus dioses por los alimentos recibidos ese año. Esta festividad tenía el nombre de Samhain o Samuín.
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Este Samuín se celebraba tras la temporada de cosecha, sin tener un día concreto, aunque se sabe que tenía lugar sobre la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, es decir, entre el 5 y el 7 de noviembre. Esta semana de celebración concluía con la fiesta de los espíritus, dando paso al año nuevo celta, ya que su calendario lunar se dividía en dos partes, la mitad oscura, que comenzaba en el mes de Samonios (lunación de octubre o noviembre), y la mitad clara, a partir del mes de Giamonios (lunación de abril o mayo).
Esta fiesta de los espíritus era de gran importancia para estos pueblos, ya que venía a significar una breve unión del mundo de los vivos con el de los muertos y en ella los druidas realizaban ritos en los cuales se comunicaban con sus antepasados. También se creía que, en esa fecha, los espíritus de los ancestros visitaban sus antiguos hogares.
Para ahuyentar a los malos espíritus, los celtas encendían hogueras y decoraban sus aldeas con huesos y calaveras y se cree que se ensuciaban y pintaban ellos mismos para infundir miedo a estos fantasmas, lo que con los siglos dio origen a las habituales decoraciones y disfraces de Halloween.
Durante el Samuín era costumbre vaciar nabos (aunque posteriormente fueron sustituidos por calabazas en las zonas irlandesas) para ponerles dentro velas. Fueron estos irlandeses quienes siglos después exportaron esta tradición a Estados Unidos en los siglos XIX y XX. Cabe destacar que en Cantabria hay testimonios de gente mayor que recuerda como por las fechas de Todos los Santos sus abuelos vaciaban calabazas y las colocaban velas, lo que atestigua que hasta hace bien poco hubo una reminiscencia de esta costumbre céltica.
Aunque fueron los estadounidenses quienes más han popularizado esta fiesta en los últimos tiempos, en España siempre se han conservado tradiciones relacionas a esta festividad celta en aquellas zonas donde este pueblo habitó, como Galicia, Asturias, Cantabria, en los cuales hay muchos municipios que en los últimos años han tratado de conservar y rescatar estas tradiciones ancestrales, siendo una de las más conocidas “a noite meiga” o “noche bruja”, en Ribadavia.
La Magosta
Algunos aquí ya estarán torciendo el morro y diciendo – ¡Eso será en Galicia!, Aquí esas tradiciones celtas no llegaron. Nuestras fiestas típicas son otras, etc.-
Si bien es cierto que esa parte esotérica de la fiesta no se mantuvo en Cantabria, sí que se preservó algo de aquellas fiestas del fin de la cosecha, solo que nosotros les dimos otro nombre: la Magosta.
Esta tradición que todos hemos celebrado de niños y en la que recogíamos y asábamos las castañas viene precisamente de esa Fiesta de la Cosecha celta. Durante estas celebraciones era habitual también que los jóvenes de los pueblos fuesen pidiendo castañas por las casas ¿Nos suena de algo esto?
Del Samuín a Todos los Santos
Para finalizar, ¿Qué tiene que ver esto con nuestra fiesta de Todos los Santos? Se preguntarán muchos. Pues bien, esta fiesta comenzó a celebrarse a partir del año 609, cuando el famoso Panteón de Roma fue convertido en iglesia por el papa Bonifacio IV, pasándose a llamar Iglesia de Todos los Santos y creándose una festividad en su honor en toda la cristiandad.
Esta festividad no tuvo fecha clara hasta que el papa Gregorio IV la unificase en el primero de noviembre, puesto que al igual que sucedía con los celtas, en estas fechas las cosechas romanas ya se habían recogido. También cabe destacar que el cristianismo, al igual que hacía Roma, trataba de situar sus festividades coincidiendo con otras ya existentes de origen pagano, para que de esta forma la gente lo tuviese más fácil a la hora de cambiar su religión pagana por el cristianismo.
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En conclusión, está muy bien que cuidemos nuestras tradiciones y no las dejemos de lado en favor de las que nos llegan desde el otro lado del charco, pero también debemos saber poner en valor nuestra cultura y nuestros orígenes, que como en este caso, nos llevan a darnos cuenta de que somos la cuna de tradiciones ancestrales tan importantes como el Samuín, que hasta los estadounidenses nos las han copiado y han sabido explotarlas mejor que nosotros.
Llegamos tarde para decir que nosotros comenzamos la tradición de Halloween, pero siempre nos quedará el saber que un cántabro disfrazado pidió castañas en este día casi dos milenios antes que lo hiciese un estadounidense.
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