Una boda inolvidable en el Hotel San Román de Escalante

Una boda inolvidable en el Hotel San Román de Escalante

abril 12, 2024

Las bodas han cambiado. Hoy en día, cada vez es más habitual ver novios en vaqueros o novias luciendo zapatillas deportivas bajo el vestido. Las nupcias tradicionales parecen, cada día más, haber llegado a su fin. Sin embargo, hay una cosa que perdura y se mantiene y es que, ese día, es el día más importante de la vida de una pareja. Un día marcado por los nervios y el estrés de los últimos momentos previos al “sí, quiero” y en el que es fundamental que todo salga a la perfección y, para ello, el lugar donde celebrar el evento debe de ser simplemente perfecto.

Ubicado en el municipio de Escalante, en pleno Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, este hotel nos deslumbra nada más cruzar su pórtico de piedra, trasladándonos a un entorno paradisiaco rodeado de verde naturaleza y coronado por la imponente casona señorial del s.XVII, la cual alberga una gran exhibición de obras de arte, convirtiéndola en una verdadera pinacoteca. El enorme recinto amurallado nos traslada a un entorno íntimo y mágico donde poder celebrar vuestro día más esperado, sin importar si preferís una boda tradicional o un evento más moderno y original adaptado a vuestros gustos.

Una boda de ensueño en un bosque privado

Sin duda, uno de los grandes atractivos del hotel San Román de Escalante es el espacio donde se celebran sus ceremonias civiles, situado en su propio bosque privado.

Aquí, en un pequeño claro, los árboles abren camino a los novios para llegar bajo la cúpula de un roble centenario, rodeados de familiares y amigos, podrán darse el sí quiero en un espectacular entorno natural, cuidado al detalle y que, sin duda, proporcionará la fotografía de una de las idílicas escenas que los acompañará durante el resto de sus vidas. Este bosque se une a los amplios jardines del hotel, lo que aporta un escenario de ensueño para la sesión de fotos nupcial.

Banquete

Para el día más importante de tu vida, elegir el lugar idóneo es fundamental, pero también lo será elegir el menú. Y es que todos sabemos que, en ese día tan especial, los novios raramente pueden disfrutar de los manjares del convite, pero, sin duda, todos queremos que nuestros invitados disfruten de una deliciosa comida y que nuestra buena elección maraville a nuestros amigos y familiares.

Para ello, el Hotel San Román cuenta con su propio equipo de cocina quien elaborará cada menú con los mejores ingredientes haciendo hincapié en calidad y cantidad en cada plato.

La fiesta

Pues sí, para que engañarnos, uno de los mejores momentos de una boda es cuando todo ya ha pasado, los nervios han quedado atrás y, tras una suculenta comida, llega el momento de la música y la diversión con tu familia y amigos. No importa si tu boda es clásica o moderna, en el Hotel San Román dispondrán todo a vuestro gusto para la gran celebración, con música, bar y, sobre todo, una gran decoración y puesta en escena para que ese día sea memorable y podáis poner el broche de oro al evento en un escenario único. Sin duda, las instalaciones del hotel, junto con los jardines y decorados serán lo más visto del día siguiente en las redes sociales de vuestros amigos.

 

¿Y ahora qué?

La larga jornada llega a su fin, los invitados comienzan a despedirse y es hora de descansar y disfrutar de la noche de bodas tras un interminable e intenso día.

Para esta noche tan especial, podréis disfrutar de la suite nupcial, una habitación con detalles cuidadosamente elegidos y diseñados para vuestro gran día.

Además, el hotel cuenta con un total de 16 habitaciones de diferentes tamaños, donde poder alojar a vuestro grupo de amigos o a vuestra familia directa, amplios dormitorios en los que no falta detalle, siendo cuidadosamente elegidos para crear espacios únicos y exclusivos.

Si quieres celebrar tu boda de ensueño en un lugar único e inigualable, no lo dudes y ponte en contacto con el Hotel San Román de Escalante, donde diseñarán un presupuesto a la medida de todos los bolsillos para que podáis celebrar vuestro enlace en uno de los lugares con más encanto de Cantabria y lograr un día irrepetible que se grabará en vuestra memoria para siempre

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A cantar las marzas vienen los marceros, como las cantaban sus padres y abuelos

A cantar las marzas vienen los marceros, como las cantaban sus padres y abuelos

marzo 3, 2024
Con el final del invierno, los jóvenes cántabros recorrían las calles de los pueblos en cuadrillas cantando las marzas, una tradición casi perdida que hoy se está logrando recuperar y que aquí podremos conocer más a fondo.

Foto: Ayuntamiento de Soba

Con la llegada del mes de marzo y el advenimiento de la primavera, en Cantabria era tradición que las cuadrillas de mozos salieses a las calles de los pueblos a entonar canciones a una sola voz para celebrar el cambio de estación. Una tradición que, como muchas otras, durante algún tiempo parecía abocada a caer en desuso, pero que, en los últimos años, se ha visto nuevamente impulsada y parece resurgir, especialmente en el entorno rural, donde tiene su origen.

 

Origen

El origen de la tradición de cantar las marzas sigue siendo bastante incierto a día de hoy. Sabemos que la mayoría de los pueblos de la Península Ibérica de la antigüedad se regían por el calendario lunar, en el que el inicio del año daba comienzo en el primer plenilunio de marzo, día en el que se realizaba un ritual para celebrar el nacimiento de la vida, el inicio del año y la finalización del invierno, conocido como Noche de Marzas.

Tras la invasión romana, los antiguos cántabros permanecieron reacios a adoptar las costumbres de los conquistadores, entre ellas, el calendario juliano, establecido años atrás por Julio Cesar y que iniciaba el año el 1 de enero, conservando así su calendario lunar y sus ritos. Posteriormente, con la cristianización de los pueblos cántabros, las autoridades eclesiásticas trataron de asimilar el antiguo rito pagano, trasladándolo al día de Reyes. Es por ello que, a día de hoy, en algunos pueblos de Cantabria sigan conservando la tradición de las llamadas Marzas de Reyes.

Este origen de las marzas es en realidad bastante incierto, ya que se trata de una especulación basada en lo que conocemos de las antiguas costumbres de los pueblos prerromanos del norte de la península. No sería hasta 1847 cuando encontramos la primera referencia escrita de la palabra, la cual fue recogida por Pascual Madoz en su Diccionario geográfico estadístico histórico de España. En 1864 volvería a hacerse referencia a esta celebración, esta vez por José María Pereda en su obra Escenas Montañesas.

Las Panchoneras de Laredo cantando las marzas en 2013.

La tradición de las marzas

El canto de las marzas, tal y como hoy la conocemos, era una escena habitual en los pueblos cántabros cuando llegaba el mes de marzo.

Los encargados de cantarlas eran los grupos marceros (o marzantes), cuadrillas formadas por los jóvenes solteros del pueblo. Según la tradición, el derecho a salir a cantar las marzas era exclusivo de los mozos solteros, salvo que por alguna razón no pudiesen salir ese año, en cuyo caso, podían ser sustituidos por una cuadrilla de casados. Aquí cabe explicar que eran habituales las pugnas entre solteros y casados por el derecho a salir a las marzas y rondas, siendo los primeros los que tenían la preferencia, ya que estas celebraciones eran idóneas para “ligar”. Esto lo podemos apreciar en frases de algunas cantares de ronda tradicionales como “los que rondan son los mozos, los casados a la cama”.

Las cuadrillas de marceros estaban organizadas y jerarquizadas, siendo presididas por el soltero de más edad, conocido como mozo viejo, caporal o amo. Solía haber también un tesorero, encargado de guardar y repartir el dinero que se entregaba al grupo. El grueso de la cuadrilla lo componían los quintos del año, jóvenes de edades similares y los nuevos integrantes, que ese año marceaban por primera vez una vez cumplidos los quince años, momento en el cual pasaban a considerarse mozos. Estos nuevos mozos debían pagar su ingreso en el grupo, lo cual podía hacerse tanto en metálico como en jarras de vino.

Puede que desde nuestra perspectiva moderna nos cueste apreciar la importancia que esto suponía, pero, en las sociedades rurales de la época, esto era un acontecimiento de gran importancia para los jóvenes de los pueblos, pues era el momento en el que ya podían comenzar a buscar pareja y tanto las marzas como las rondas se usaban para el cortejo.

Una vez llegada la fecha, las cuadrillas recorrían todo el pueblo de casa en casa para entonar sus cánticos. Al llegar a una vivienda, habitualmente se comenzaba con un saludo a los vecinos en el que se decía “¿cantamos, rezamos o nos marchamos?”. Lo habitual era escoger el canto, en cuyo caso se procedía a entonar tres marzas, mientras que si escogía rezo (esto solía suceder cuando algún familiar estaba enfermo o la familia estaba guardando un luto), se llevaba a cabo una plegaria por los difuntos de dicho hogar.

Aunque los principales elementos y letras son bastaste uniformes, las marzas variaban dependiendo del pueblo, existiendo, además, varias canciones. Un elemento común en la letra de la mayoría de marzas estaba en su introducción, donde se pedía permiso a los vecinos para canta, usando siempre una fórmula similar: “de casa salimos, con mucha prudencia, a cantar las marzas si nos dan licencia”.

La principal y más conocida era “Marzo Florido”, la cual era una oda a la llegada de la primavera, pero había otras más satíricas y de crítica, las cuales solían cantarse a aquellos vecinos que, por fama de tacaños, los mozos consideraban que no les iban a dar una limosna apropiada.

Y es que, tras el canto de las marzas, los vecinos debían dar una limosna, también llamada dao o dádiva, a la cuadrilla, la cual podía ser en metálico o en alimentos. Los alimentos que solían entregarse podemos verlos recogidos en las letras de algunas marzas: “venimos donde ustedes, que nos saquen de este anhelo, que nos den unos chorizos y una docena de huevos, unas mantequillas frescas, también las recibiremos, un celemín de castañas, para irnos entreteniendo y si nos van a dar algo, dénnoslo cuanto primero, que tenemos mucha prisa, para recorrer el pueblo”.

Una vez finalizadas las marzas, los mozos se reunían en alguna casa o taberna y se rendían cuentas en público del dinero y alimentos recaudados, los cuales se usarían el siguiente domingo para celebrar una gran comida o cena, a la cual se invitaban a los niños del pueblo y a las mozas en cuyas casas se hubiese dado la dádiva a los marzantes. En algunos pueblos también acudían como invitados de honor el alcalde, el maestro, el cura y los mozos casado desde las últimas marzas.

 

En la actualidad

El s.XX trajo grandes cambios, especialmente desde su segunda mitad, haciendo que la sociedad rural y sus tradiciones fuesen quedándose en el olvido para dar paso a la vida moderna en un mundo más urbanita. Sin embargo, en las últimas décadas, tradiciones como las marzas han sido recuperadas en muchos municipios de Cantabria.

En el s.XXI, estas celebraciones han vuelto a recuperar su importancia en el calendario Cántabro, ahora sí, dando espacio también a la mujer, la cual tradicionalmente no formaba parte de este tipo de festejos.
Aquí han jugado un importante papel tanto las agrupaciones folklóricas como los centros educativos, llegándose a volver común que la mayoría de estos salgan en estas fechas con los más pequeños a cantar las marzas en sus respectivos municipios para inculcarles esta tradición y que no caiga en el olvido para las nuevas generaciones.
En la zona oriental, destacan agrupaciones como Las Panchoneras de Laredo o la Asociación Escuela de Liendo, quienes siguen saliendo cada año a cantar las marzas.

Marzas de la Asociación La Escuela de Liendo. 2024.

Marzas de las Panchoneras de Laredo. 2015.

Las marzas de Soba

En la zona oriental de Cantabria, las marzas más famosas son las de Soba, donde esta tradición siempre ha estado muy arraigada y ha logrado preservarse. Aquí, las marzas se entremezclan con las festividades carnavalescas, vistiendo las cuadrillas con estrafalarios atuendos, pieles de oveja y campanos atados a los cinturones, con los que avisaban a los vecinos de su inminente llegada.

En Soba los marceros son conocidos como Ramasqueros, debido al ramo adornado que lleva el Galán o Rabadán, personaje vestido de blanco encargado de realizar los bailes y que servía para colgar los alimentos recaudados. La ronda también contaba con otro personaje, el payaso, que se dedicaba a hacer gracietas y bufonadas ante las casas. Otro mozo, llamado Torreneru, era el encargado de cargar a sus espaldas con un cuevano, donde se llevaban las dádivas aportadas por los vecinos.

Marceros de Soba en Casatablas. 2024

Bien de Interés Cultural de Cantabria

Las marzas fueron declaradas Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial de Cantabria en 2015, siendo consideradas las más importantes las de los valles de Campoo, Soba y Ruesga o las celebradas ya fuera del entorno rural, como las de Reinosa y Torrelavega.

La presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, en la celebración de las marzas en el Parlamento de Cantabria. Foto: Miguel De la Parra

Por Adrián Rozas

Director de Vivir en Cantabria Oriental

Diseñador, fotógrafo y periodista.

Apasionado de Cantabria y su belleza.

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Origen e historia del Carnaval del Norte

Origen e historia del Carnaval del Norte

febrero 26, 2024

En la zona oriental de Cantabria todo el mes de febrero es sinónimo de Carnaval, concretamente, el que se lleva a cabo en el municipio de Santoña, el Carnaval del Norte, uno de los más importantes de toda España y que cuenta con una larga historia
y tradición que hoy podremos conocer a fondo.

Fotos: Oficina de Turismo de Santoña

Origen e historia

Es difícil concluir desde que año se lleva celebrando el Carnaval de Santoña, ya que sus orígenes como fiesta popular en la villa son antiguos y no fue hasta que la prensa se hizo eco, en el año 1.892, que tenemos constancia escrita de esta festividad hoy en día tan conocida. Concretamente, fue en el periódico local «Eco de Santoña» quien primero hizo mención a estas fiestas mediante una divertida coplilla, firmada por “Antifaz”, en la que se hace mención a los bailes de máscaras en el Casino Liceo y en la sociedad Juventud Santoñesa.

 Y es que estos carnavales no tenían el mismo ambiente festivo y multitudinario en las calles que tienen ahora, si no que se celebraban en los diferentes salones de la villa hasta altas horas de la madrugada, consistiendo en bailes de máscaras al ritmo de vals y polcas interpretadas por pequeñas orquestas.

Tal era la popularidad de estas fiestas entre los vecinos, que, en 1909 los jóvenes de la villa llegaron a adelantar todo un mes el inicio del carnaval, a la vez que comenzaba a surgir todo un comercio especializado en la confección de disfraces y otros artículos característicos de esas fechas. También comenzó a volverse habitual que la banda del Regimiento, la “Popular”, y el tamboril municipal amenizasen las tardes en la plaza de la villa y la alameda con su música.

 En 1919, la Juventud Santoñesa ofreció por primera vez lujosos premios para las máscaras mejor presentadas, con el fin de animar la participación en los actos carnavalescos y siendo el predecesor del actual concurso de disfraces, que se sigue realizando cada año y que ha perdurado hasta nuestros días.

 El carnaval dejaría de celebrarse en 1934 y no sería hasta el año 1981 cuando, gracias al esfuerzo de las peñas de la villa por recuperar esta tradicional fiesta, que el Carnaval de Santoña renaciese de nuevo, trasladándose ahora con más fuerza que nunca a las calles.

 Debido a que ese año aun no pudo celebrarse el carnaval de forma oficial, la mayoría de santoñeses se disfrazaron y acudieron a los locales de las peñas para celebrar estas fiestas. Sin embargo, fue tal la afluencia de gente que acudió, que los locales se vieron saturados, haciendo que el ambiente festivo se trasladase poco a poco al exterior, lo que desembocó en una gran fiesta en la plaza de San Antonio.

De esta forma improvisada e inesperada, la plaza de la villa se convirtió en el centro del carnaval, donde los vecinos, ataviados con sus disfraces, disfrutaron de una gran fiesta amenizada por los cánticos de los propios participantes.

 Al año siguiente, el carnaval se celebró ya de forma oficial en Santoña, organizado en los tres segmentos que conocemos hoy en día: el desfile de disfraces, las murgas y el Juicio en el Fondo del Mar, a las que se les uniría poco después el pregón, las Jornadas Culturales, la elección de Reina de Carnaval y la Noche Mora.

 Es aquí, en plenos años 80, donde resurge la afición por las murgas, al recordar muchos santoñeses esta tradición de la que les hablaban sus mayores, que quisieron recuperar y que lograron popularizar de nuevo hasta nuestro días, gracias, sobre todo, a como han logrado pasar este legado de padres a hijos y de los más veteranos a las nuevas generaciones.

 

Las Murgas

Sin duda alguna, el símbolo más representativo del carnaval de Santoña, además de su espíritu marinero, son sus murgas, que cada año compiten en un apasionante certamen que atrae a la villa a cientos de personas para disfrutar de este espectáculo.

 Según apuntan desde el Ayuntamiento de Santoña, tal es la popularidad del concurso de murgas en el municipio que logra involucrar a cerca de 800 familias, es decir, casi el 20% de la población.

Y es que, pese a que el concurso de murgas se escenifica en unos pocos días, estas comienzas a prepararse y ensayarse con meses de antelación, aproximadamente en octubre, despertando desde el comienzo de estos ensayos gran expectación en la villa sobre el contenido de las letras de ese año y comenzando aquí las cábalas sobre que agrupación logrará hacerse con el triunfo de la próxima edición.

Las murgas se caracterizan no sólo por la música, si no por el genio, la chispa y la teatral puesta en escena. La crítica social, desde la que atañe a la villa o a todo el país, entra aquí en juego, con sátiras mordaces y divertidas que hacen reír al público a carcajadas al ritmo de la música. Y es que en Santoña los carnavales son sagrados y estos días todo es diversión y no hay tema, por polémico que sea, con el que estos artistas no logren sacar una risa al público.

Algunas de las murgas más icónicas y populares del carnaval son Las Santas, Los Galipoteros, Las Marchosas, Los Maky’s, Los Amigos de Chechu, Las Niñas, Los Frágile, Las Soberanas, Canallas o Los Artistas.

Juicio en el Fondo del Mar

Quizás el elemento más característico de este carnaval es el Juicio en el Fondo del Mar, que sirve como epílogo de estas fiestas y lo convierte en un “carnaval marinero” debido a su temática y ambientación.

Su origen se encuentra en la última murga que se celebró en Santoña en 1.934, a cargo de un grupo de marineros llamados «Los Parrandistas”, con Domingo Larrañaga, alias el “Ñe”, a la cabeza, los cuales iban disfrazado con pieles de palometa sin curtir y la cara pintada de negro para ocultar la identidad.

La murga cuenta la historia de un besugo enamorado de una sirena, a la cual secuestra y por ello es juzgado con severidad en el fondo del mar junto a la bahía.

“A declarar ante Neptuno, pasan desde el pez más diminuto, hasta el muergo más astuto. Las sirenas forman el tribunal, el salvareo es el espinoso letrado encargado de la defensa, el verdel ejerce la acusación, y para que no falte nada en las diligencias como procurador aparece el pez volador. Del orden de la sala se encarga un enorme pez espada”.

El espectáculo se compone de tres partes: El Paseo del Reo, en el que el besugo es conducido por las calles hasta llegar a la plaza; la representación del «Juicio en el fondo del mar», que concluye con la absolución del besugo, el cual acaba muriendo por amor al verse despreciado por la sirena; y el Entierro del Besugo, en el que tras el velatorio se organiza un desfile formado por una lóbrega comitiva fúnebre compuesta de numerosos peces, cientos de enlutados y plañideras.

Las marchas fúnebres de las charangas no cesan hasta llegar al Pasaje, donde se detiene el cortejo para colocar al besugo en una pequeña balsa a la que se prende fuego, haciendo que del interior del pez comiencen a dispararse fuegos artificiales. Las aguas de la bahía acogen las cenizas del gigantesco besugo que personifica el Carnaval de Santoña.

Fiesta de Interés Turístico Nacional

En 1985 los carnavales de Santoña lograron uno de sus mayores éxitos, ya que fueron distinguidos con la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional, reconociéndose así su gran importancia no solo en la propia villa, si no en toda España.

Desde entonces, este carnaval ha ido creciendo año a año, llegando a ser considerado como uno de los más representativos del norte de España y logrando atraer cada año al municipio a miles de personas procedentes de todo el país.

Día del Aldeano/Trasmerano

Aunque se considera El Juicio en el Fonde del Mar como el epílogo de los carnavales de Santoña, lo cierto es que estas fiestas concluyen con el Día del Aldeano (o Trasmerano).

Esta fiesta surgió de forma espontánea, generalmente entre los jóvenes de la villa, quienes ese día abarrotan las calles de Santoña ataviados con la “ropa de sus abuelos”, luciendo sobre la cabeza boinas los chicos y pañuelo las chicas, así como entrecejos pintados. Como complemento estrella de este pintoresco atuendo, nunca puede faltar la bota de vino.

Pero sin duda, el elemento más característico de esta fiesta son los carros, confeccionados por los diferentes grupos de jóvenes, que sirven de bares ambulantes y con los que recorren durante la jornada las calles de la villa.

Estos carros, cada año más elaborados y personalizados, suelen contar con música, nevera e incluso cocinas, para poder abastecer a los miembros del grupo de chorizos, morcillas y panceta a la plancha durante todo el día que dura la celebración, la cual suele alargarse hasta altas horas de la noche.

Desde Vivir en Cantabria Oriental, queremos agradecer a Carnaval del Norte, Turismo de Santoña y Ayuntamiento de Santoña su aportación con las imágenes para elaborar este reportaje. ¡VIVA EL CARNAVAL!

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El Centro de Día de Colindres celebra sus 5º aniversario

El Centro de Día de Colindres celebra sus 5º aniversario

febrero 23, 2024

Este centro es un espacio destinado a mejorar la calidad de vida y el envejecimiento activo de los mayores de la región que allí asisten diariamente

Este mediodía ha tenido lugar en Colindres los actos conmemorativos del quinto aniversario del Centro de Día del municipio, que han contado con la presencia de numerosas autoridades de la región que han querido poner en valor la importancia de este centro que presta un gran servicio a los mayores tanto del propio municipio como de las localidades cercanas.

 

El Centro de Día de Colindres es un espacio amplio destinado a mejorar la calidad de vida de los mayores de la región que allí asisten diariamente, donde pueden socializar, realizar actividades lúdicas y terapéuticas y estar acompañados por un total de 11 profesionales de la gerocultura que les ayudan en sus necesidades del día a día.  Además, cuenta con diversos programas y actividades para mejorar el envejecimiento activo, ayudando a mejorar la autonomía, evita la soledad, y, sobre todo, contribuir a la felicidad de los mayores.

Para ello, el centro, situado en la calle La Mar, frente a las piscinas municipales de Colindres, cuenta con diversas espacios, divididos en dos plantas, como salas de actividades, de descanso y ocio, zona de gimnasia, comedor, etc. y actualmente cuenta con un total de 40 plazas, siendo 38 de estas concertadas y financiadas por el Gobierno de Cantabria a través de Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS), y 2 privadas. Tal es el éxito que ha tenido este centro, que actualmente cuenta con lista de espera para nuevos usuarios.

 

El proyecto de este centro nació hace muchos años, siendo alcalde de Colindres José Ángel Hierro y tomando posteriormente el testigo, Javier Incera, quien, durante su intervención, quiso poner en valor la gran labor de su predecesor y todas las personas que, desde el Ayuntamiento de Colindres y el Gobierno de Cantabria, quienes trabajaron duro para poner en marcha este servicio tan necesario tanto para el municipio, como para los pueblos de alrededor.

 

 

El regidor quiso recordar la ilusión que sintió el día de la inauguración, hace ya 5 años, cuando junto con la entonces consejera de Universidades, Investigación, Medio Ambiente y Política Social del Gobierno de Cantabria, Eva Díaz Tezanos, pudieron abrir al fin este centro, que en aquel entonces contaba con tan solo 40 plazas y 8 usuarios inscritos.

 

 “Sin duda, ha marcado un antes y un después en la oferta de servicios sociales a los vecinos del municipio. Tener un centro cerca de casa, supone recibir una atención integral y especializada sin tener que desvincularte de tu entorno, al tiempo que ofrece una herramienta más de apoyo a las familias y los cuidadores”

 

Incera también quiso poner en valor la labor llevada a cabo por las trabajadoras del centro y su dirección, con quienes ha podido colaborar estrechamente durante estos años y a quienes ha querido agradecer el esfuerzo diario que realizan para lograr que los usuarios estén tan contentos con el servicio. “Su dedicación diaria que es clave para conseguir el objetivo de que los usuarios y usarías mantengan una independencia física y
cognitiva el mayor tiempo posible”, explicó.

 

Por último, el alcalde colindrés quiso aprovechar la presencia de los ediles de la comarca para hacer un llamamiento a la cooperación y trabajar unidos para lograr servicios como el Centro de Día, tan necesarios y que actualmente acogen a usuarios de casi todos los pueblos de alrededor.

 

Por su parte, la concejala de Servicios Sociales, Araceli Ayesa, ha recordado que “el centro se abrió con 25
plazas, de las cuales estaban ocupadas 8 y en la actualidad, hemos conseguido ampliar hasta
las 40 actuales, estando todas ocupadas, hecho que demuestra que la necesidad de este
servicio en el municipio era y es una demanda real y necesaria”.

En el acto también participó la directora del centro, Julia Hoyo, quien quiso mostrar su agradecimiento a los asistentes por acudir a esta celebración y por el apoyo prestado por las diferentes instituciones.

 

En el transcurso de su intervención, la directora quiso ceder el micrófono a varios usuarios para que pudiesen relatar ellos mismos sus vivencias cotidianas en el centro y pudiesen transmitir a los presentes como se desarrolla su día a día aquí.

 

De este modo, los usuarios narraron como su vida ha cambiado a mejor desde que asisten al Centro de Día, sintiéndose más felices por poder relacionarse de nuevo con personas de su edad, hacer nuevos amigos y reencontrarse con otros ya conocidos de sus pueblos, realizar actividades, dar paseos o, simplemente, tener alguien con quien charlar o “discutir”, como afirmaba uno de los entusiasmados residentes.

 

Y es que, en muchos de los casos, se trata de personas que, ya sea por algún tipo de enfermedad, falta de movilidad o la propia edad, se encuentran en una situación de soledad no deseada al no poder relacionarse como antes con otras personas.

 

Cabe recordar que la soledad es un problema que afecta a cerca de tres millones de personas mayores en España, por lo que este tipo de centros ha resultado ser uno de los principales métodos para combatir a esta epidemia silenciosa del siglo XXI que afecta a nuestro mayores. Según los datos del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, un 43% de las personas que viven solas en España son mayores de 65 años, una situación que sumada a otros posibles factores de riesgo, como la viudedad o la reciente pérdida de seres queridos, así como el posible deterioro de las capacidades físicas o cognitivas, aumenta la vulnerabilidad de estas personas frente a esta problemática y la probabilidad de que se adentren en un aislamiento social progresivo, con consecuencias negativas  para su salud física y mental.

 

Es por ello que los Centros de Día como el de Colindres han alcanzado tanta importancia, pues son un método efectivo para que nuestros mayores puedan tener un entorno en el que realizar actividades sociales, charlar y relacionarse con otras personas, a la vez que son atendidos por profesionales que les ayudan y, sobre todo, les dan un cariño muy necesario.

 

Por último, otra de las usuaria también quiso contar su miedo inicial a asistir al centro, pues esta generación aun sufre un miedo al abandono de sus familias e inicialmente suelen confundir el concepto de Centro de Día con “asilo”. Según narraba, el miedo desapareció nada mas llegar y conocer a sus compañeros y al personal. “Probe una semana, la semana se convirtió en un mes y aquí sigo, encantada de la vida” afirmaba con una gran sonrisa mientras animaba a su generación a venir a este tipo de centros y comenzar una nueva etapa en sus vidas.

Acto Institucional

 

El acto contó con la presencia, entre otros, de la consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Begoña Gómez del Río;  el director general de Dependencia, Atención Sociosanitaria y Soledad no Deseada, Eduardo Rubalcaba;  los responsables de la empresa, María José Garay y Poly Gutierrez; y alcaldes y concejales de toda la comarca, entre ello,  el ya mencionado alcalde de la localidad, Javier Incera,  la concejala de Servicios Sociales, Araceli Ayesa; el alcalde de Limpias, Ignacio Sainz; el de Bárcena de Cicero, Gumersindo Ranero; Laredo, Miguel, González; y Ampuero, Amaya Fernández. También asistieron representantes de la Fundación Bien Aparecida, ASCASAM o la Mancomunidad de Servicios Sociales

 

Gómez del Río, ha aprovechado el encuentro para reiterar el compromiso del Gobierno de Cantabria con las personas mayores, para que mantengan su calidad de vida y permanezcan el mayor tiempo posible en su casa y en su entorno; con incrementos de plazas y presupuesto que irán implementándose en función de las necesidades que se detecten en la Comunidad Autónoma.

 

La consejera también ha señalado que «ese es el objetivo final de este Gobierno, que nuestras personas mayores cuenten con una red de centros de días que dé respuesta a aquellas personas que quieren seguir viviendo en sus casas y, al mismo tiempo, puede recibir la ayuda profesional para conservar e incluso mejorar su autonomía» y ha felicitado a los profesionales del sector sociosanitario «por su magnífica labor», por su entrega y por todo el cariño que dedican a su trabajo y a las personas que atienden, ha lanzado un mensaje de «compromiso con las personas mayores», para garantizar una mejora continua en las prestaciones y la calidad de los servicios, porque son personas «que se han sacrificado por nosotros a las que tenemos que darles la mejor atención posible».

Fotos: Nacho Romero y Adrián Rozas

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